El mexicano José Padilla Vega, biólogo agropecuario, experto en manejo de sistemas agrícolas y bosques tropicales, estuvo en Posadas y en Jardín América, el jueves 17 y viernes 18 de octubre, invitado por el Instituto Superior Multiversidad Popular en el marco del postítulo “Educación Ambiental y Ciudadanía Global”. Su ponencia se centró en la importancia de evaluar y monitorear la sustentabilidad de la agroecología, un aspecto clave para afianzar este sistema productivo, y en ese marco propuso la metodología MESMIS.
Para Padilla Vega “la sustentabilidad de los sistemas agroecológicos es un tema crucial en el contexto actual de crisis ambiental, social y económica”. En particular, señala, “los agroecosistemas —entendidos como sistemas complejos que integran la producción agrícola y los recursos naturales— enfrentan desafíos relacionados con la degradación de suelos, la pérdida de biodiversidad y la vulnerabilidad económica de los productores (Gliessman, 2015). Para enfrentar estos retos, es necesario contar con herramientas que permitan evaluar de manera integral el desempeño de estos sistemas, no solo en términos productivos, sino también en su capacidad de ser sostenibles en el tiempo”.
El experto, Doctorado en Ciencias Agropecuarias y Manejo de Recursos Naturales y con más de 10 años de estudio de los procesos de construcción del conocimiento y vinculación comunitaria en manejo de sistemas agrícolas y bosques tropicales, disertó, a sala llena en ambos lugares, en el módulo “Herramientas Y Recursos Para La Enseñanza De La Educación Ambiental Y La Ciudadanía Global” del “Educación Ambiental y Ciudadanía Global”, de la Multiversidad Popular, junto al rector y al vicerrector de la casa de estudios, Darío Esteche y Aníbal Sena, además de profesores, estudiantes y público.
– ¿Cómo evalúa el momento actual del planeta y en ese marco, el rol de la agroecología?
El planeta se enfrenta a desafíos graves como el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, y la crisis de los recursos naturales. En este contexto, la agroecología surge como una solución necesaria, ya que busca la armonía entre la producción agrícola y los ecosistemas naturales. Al promover prácticas sustentables, resilientes y respetuosas con el ambiente, la agroecología se convierte en una alternativa viable frente a modelos convencionales que han generado impactos negativos en el medio ambiente y las comunidades rurales.
– ¿Agroecosistemas y agroecología, es lo mismo?
No son lo mismo, aunque están estrechamente relacionados. Los agroecosistemas son sistemas de producción agrícola que integran elementos biológicos, sociales y económicos. La agroecología, por su parte, es una ciencia, una práctica y un movimiento social que estudia los agroecosistemas con el objetivo de hacerlos más sustentables, productivos y equitativos, basándose en los principios ecológicos y la justicia social.
– México viene dando buenas noticias vinculadas al tema. Vale citar el perfil ambiental de la presidenta Claudia Sheinbaum; la prohibición del maíz transgénico; el impulso a la erradicación del uso de agroquímicos (productores de papa de Perote); la idea de convertir a Morelos como el primer estado agroecológico del país… ¿Qué opinión tiene Usted?
Son pasos importantes que muestran el compromiso de México hacia un modelo de desarrollo más sostenible. La prohibición del maíz transgénico y la reducción de agroquímicos son medidas valientes que responden a la necesidad de proteger la salud de la población y la biodiversidad agrícola. La propuesta de convertir a Morelos en un estado agroecológico sería un ejemplo a seguir para otras regiones del país y Latinoamérica, dado el potencial de la agroecología para fortalecer la soberanía alimentaria y la resiliencia climática.
Pero el principal problema es que sólo es un estado, me parece que hay otros que pueden avanzar también a una transición agroecológica.
– ¿Cuáles son, en base a sus conocimientos y experiencia, los logros y puntos a favor para que se multiplique la agroecología en Latinoamérica, y cuáles son los temas/desafíos pendientes para lograr su expansión?
Entre los logros más destacados se encuentra la creciente adopción de prácticas agroecológicas en diferentes países de la región, que han demostrado su viabilidad y su capacidad para mejorar la calidad de vida de los pequeños productores. También se ha logrado un mayor reconocimiento institucional de la agroecología como una vía para la seguridad alimentaria y la sostenibilidad. Sin embargo, los desafíos pendientes incluyen la falta de políticas públicas robustas que apoyen a los productores en la transición hacia sistemas agroecológicos, la necesidad de acceso a mercados diferenciados, y la educación e investigación para fomentar la innovación agroecológica.
– Considera clave evaluar y monitorear la sustentabilidad de agroecosistemas. ¿Por qué?
Sí, es fundamental. Evaluar y monitorear la sustentabilidad de los agroecosistemas permite identificar qué prácticas son realmente sostenibles, contribuyendo al equilibrio ecológico, social y económico. Además, esta evaluación proporciona información para mejorar continuamente los sistemas productivos, garantizando su resiliencia ante las crisis ambientales y climáticas actuales. Con las evaluaciones se muestra claramente que la agroecología es factible ante los monocultivos.
– Propone para ello utilizar la metodología MESMIS. ¿De qué se trata?
Hay otras metodologías que se pueden emplear pero MESMIS (Marco para la Evaluación de Sistemas de Manejo de Recursos Naturales Incorporando Indicadores de Sustentabilidad) es una metodología que evalúa la sustentabilidad de sistemas productivos rurales a través de indicadores multidimensionales. Se centra en analizar las interacciones entre los componentes sociales, económicos y ecológicos de los agroecosistemas, permitiendo hacer mejoras continuas basadas en la evaluación de los resultados.
– ¿Puede compartirnos un ejemplo de sustentabilidad de los sistemas agroecológicos y que pueda replicarse por estas tierras?
Un buen ejemplo son las pequeñas fincas diversificadas o los huertos urbanos, que integran cultivos variados y prácticas agroecológicas para aumentar la biodiversidad, mejorar la fertilidad del suelo y reducir la dependencia de insumos externos. Estos sistemas no solo generan alimentos saludables, sino que también promueven la autosuficiencia alimentaria y crean espacios de interacción social y aprendizaje. Estos modelos son perfectamente replicables en diferentes contextos latinoamericanos, contribuyendo a la soberanía alimentaria y al bienestar comunitario.